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This article is written by a student writer from the Her Campus at Albizu chapter.

A través de la vida conocemos familiares, compañeros de trabajo, parejas… y amigos. Los amigos que se quedan, los amigos que se van, aquellos que se van solo por un tiempo y aquellos que se van y nunca regresan.

Cuando somos niños, desde nuestra primera amistad en la escuela, hasta que crecemos y podemos entender lo que significa la verdadera amistad, pueden pasar muchas personas por nuestra vida con quienes creamos este lazo. Nos hemos desilusionado por personas que pensábamos que eran amigos y por otros que nunca lo fueron, pero también nos sorprendemos de saber que personas que nunca pensamos que estarían mucho tiempo, lo han estado. La realidad es que un día te das cuenta, que muchos solo fueron personas que estuvieron en tu vida de manera pasajera. Para enseñarte, para acompañarte o simplemente estuvieron porque tú o ellos no querian estar solos.

Hay amigos que sanan, hay amigos por diversión, por favores, por conveniencia, amigos que ayudan y otros que reconfortan. Llegan a ser parte de grandes procesos y experiencias, personas esenciales en nuestra vida. Mi propósito principal es hablar de aquel amigo que ya no está, y de lo que se llevó consigo. Porque cuando los amigos se van, sea por la razón que sea dejan un vacío y dejan dolor. Puede que se vayan porque se mudan lejos, porque mueren, porque poco a poco se ha perdido la comunicación y la conexión o porque simplemente ya no existe el interés principal que un día los unió. Puede ser que se despidan como puede ser que no. Quizás se vayan de la mejor manera o puede ser que dejen un gran sentimiento de dolor. Lo más importante es poder recuperarnos de ese vacío. Y muchos quedan en silencio ante esta pérdida,  con la excusa de que amigos hay muchos, solo hay que esperar. Pero la realidad, es que el proceso no es tan fácil, la transición conlleva tiempo, espacio y responsabilidad, porque es un proceso de cierre y de aceptación.

Si perdiste un amigo, por la razón que sea, es esencial que pase un proceso no solo de transición, pero también de sanidad. En el que puedas evaluar cómo terminó la relación y cómo hacer las pases con ese fin. Reflexiona cómo puedes comenzar a añadir a tu círculo, amistades que sumen a tu vida y que puedan apoyar esta transición; con las que puedas re establecer conexiones. Tómate tu tiempo, habla y establece tus pautas. No te conformes con amistades que solo busquen compañia; cultiva amistades que sean luz en tu vida, honestidad, que apoyen a tus causas y tu crecimiento, que valoren el ser humano que eres y quieres llegar a ser. Y, si eres de esas personas privilegidas con hermosas relaciones de amistad, valóra… valóra mucho. Si un amigo se va, y no hay nada que hacer para que vuelva, recuerda que los amigos no son los que simplemente están en momentos difíciles, los verdaderos amigos permanecen. Al final, la amistad deja de ser solo secretos y experiencias, para llegar a ser una relación que envuelve tu tiempo, tu salud mental y tu vida. 

“If you have at least one person genuinely supporting you, you’re blessed”.

 

 

 

Estudiante de Maestría en Psicología Industrial Organizacional con concentración en Overachieveness. Básicamente millennial por excelencia: amante de la vida, los viajes, la playa y mis perros, que su queja mas audible es un ladrido. Escribo empoderada de mis experiencias, especialmente de las no tan buenas, de mi origen, mi camino y mi destino, de ser mujer, trabajadora y estudiante buscando no morir en el intento.