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This article is written by a student writer from the Her Campus at Albizu chapter.

Las Pequeñas Victorias 

Que bien se siente cuando logramos algo, alcanzamos una meta o llega un momento que veníamos anhelando. La mezcla de emociones, el orgullo, la satisfacción y la gratitud que te inunda y hace que todo el esfuerzo realizado valiera la pena. Por un momento olvidas los desvelos, los desaires, todas las veces que fracasaste antes, los innumerables momentos de frustración y desánimo que antecedieron la victoria. Lo único que deseas es extender el momento, aunque sea un poco más. ¿Qué tal si te dijera que es posible prolongar ese sentimiento? 

Es fácil para la mayoría de nosotros reconocer la grandes y más evidentes victorias. Aquellas que todos a nuestro alrededor también notan. Me refiero a la graduación, la boda, cuando te aceptaron en el trabajo que deseabas, la compra de la nueva casa y el nacimiento del nuevo miembro de la familia. Estas son las grandes victorias de la vida. Esas cosas que a todos nos parecen logros y que inevitablemente nos llenan de felicidad. También son las victorias que no se dan todos los días. Precisamente, por eso se celebran en grande. ¿Pero que hay de las pequeñas victorias? Las que casi todos toman por sentado y sin embargo todos desean. Hablo de las victorias más comunes, pero más difíciles de identificar. Es la tarea que lograste completar, la vez que pudiste hacer ejercicio luego de proponértelo por tanto tiempo, cuando fuiste a tu restaurante favorito, que hiciste tu mejor esfuerzo, que te atreviste a hablarle a esa persona, cuando terminaste ese libro, la presentación oral que ofreciste sin desmayarte.

Es difícil mantenerse motivado cuando creemos que nada se está logrando. Para que un corredor complete un maratón debe haber practicado y corrido muchas veces antes. Las grandes victorias están compuestas por pequeños logros que nunca llegan a ser celebrados. Es increíble poder celebrar una gran victoria, pero es aun mejor cuando podemos prolongar el sentimiento de éxito y satisfacción al resto de los días. Darte el mérito que te mereces los otros 364 días del año es solo justo. Quizás seas tu el único que celebre esa pequeña victoria y quizás contagies a otros, lo importante es que lo lograste. Seguramente debes comenzar a fijarte en tus pequeñas victorias. Celebrarte por haber completado la lectura de este artículo es un buen comienzo.  ¡Felicidades!