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This article is written by a student writer from the Her Campus at Albizu chapter.

Un día, andaba recorriendo los pasillos del centro comercial donde solía trabajar  y me percaté que había una feria de artesanos. Pasando por las mesas noté que, en una de ellas estaban vendiendo suculentas ??. Al terminar de ver todas las exposiciones regresé a esa mesa y me dije: “¿sabes que?, me voy a comprar mí primera suculenta”. Emocionada, al ver lo económicas que eran escogí dos. Aún recuerdo lo contenta que salí ese día de allí ?. Hacía algún tiempo que el interés por las plantas había comenzado a crecer en mí, sin embargo, no había hecho nada al respecto. Al llegar a mí casa, busque el mejor lugar donde estarían bien y allí las dejé. Procuraba echarles agua una vez a la semana y ponerlas al ? según me indicó el señor al comprarlas. Todo iba bien, hasta que, (primeriza al fin) empecé a olvidar que las tenía ?. Pasaban días y no las ponía al sol, ni les echaba agua. Muy mal, lo sé ?. Como se imaginarán, ambas se empezaron a secar y no tuve más remedio que botarlas. Recuerdo lo mal que me sentía porque ni una suculenta podía mantener viva ?. Además, se imaginarán el bullying que recibí por parte de mi hermano por que había dejado morir un “cactus, siiii un cactus” ?. La intención fue buena, la disciplina no. 

Fast foward septiembre 2020, un día, después de limpiar y recoger en mi casa dije: “deberías ir al jardín y comprar algunas plantas, esta vez será diferente”. Había notado un nuevo jardín de camino a mi casa así que aproveché. Tenía una idea de lo que quería comprar, pero estaba abierta a opciones. El señor que me atendió fue muy diligente y me llevó por todas las plantas que eran para interiores, según le pedí. Para mí suerte, conseguí dos de las plantas que quería y salí con 3 plantas más, fertilizante y abono. Esta vez las vigilaría todos los días y como estaba trabajando desde casa, no había break de que se murieran (se supone ?). Culeca con ellas les busqué su espacio y procuré echarle agua una vez a la semana tal como me indicaron. Seleccioné un día a la semana para esto y algunos días en la tarde las ponía cerca de una ventana por donde todas las tardes bajaba el ?. Esta vez, sí había disciplina ?.

¡Luego de dos meses aún seguían vivas, las cinco ?! Se imaginan mí emoción, el poder velarlas y cuidarlas diariamente me gustaba mucho y lo disfrutaba un montón. Un día, noté que una de ellas se había puesto rara, las hojas y ramas se habían caído. Me estuvo raro y hasta me preocupé. Así como llevamos a los bebés al pediatra y los animales al veterinario yo lleve a mi hija al jardín para ver qué podía hacer por ella. De camino pensé, tal vez, escarbar y cambiarle un poco la tierra le ayudará a coger fuerza y levantarse nuevamente. Mi plan no era tan malo, ya que el mismo señor que me orientó la primera vez al verla me dijo que le hacía falta agua y cambiarle la tierra. Tan pronto llegue a mí casa eso hice, le cambié la tierra, le eché agua con abono y la dejé afuera un rato para que tomara sol y aire fresco. Cuando comenzó a oscurecer fui a buscarla para ponerla adentro y me sorprendió cómo se encontraba. Me hubiese encantado haber puesto una cámara donde la dejé y ver en cámara lenta como tomaba fuerza nuevamente. Las ramas y hojas que hace tan solo unas horas estaban súper caídas ya no estaban así. La planta cambió totalmente, de verse toda triste y decaída, estaba alerta y aferrada a la tierra. Desde ese día las ramas comenzaron a crecer y aún hoy sigue viva al igual que las otras 4 que compré en esa visita inicial. Luego de haber visto eso decidí hacer lo mismo con las demás y el resultado fue el mismo, todas tomaron fuerza y se ven más bonitas, hasta nuevas hojas y espigas han echado ¡¡TODAS!! ? ?

Inspirada en todos los cambios que he visto en mis plantas les hago todo este relato. Entendí que, así como ellas necesitan atención, detalle, mantenimiento, luz y agua tú y yo tambien lo necesitamos. ¿Hace cuanto tiempo no te ocupas de tu ser, de tu fuerza, de tu cuerpo, de tu mente, de tu suelo, de tu abono? Todos, de vez en cuando necesitamos ese cambio de ambiente, eso que nos ayude a ganar fuerza y empezar de nuevo no importa con cuán débil o frágil estemos o nos sintamos. Algo sencillo como cambiar la tierra, respirar un nuevo aire y/o salir al sol puede hacer mucha diferencia, y ¿sabes qué es lo mejor? que casi todo esto es ¡¡GRATIS!! Revuelca tu suelo: estoy más que segura que te hará crecer. ??

 

Mariely 

Mariely is a Puerto Rican writer who is passionate about personal and professional development. She is currently attending Carlos Albizu University in San Juan PR to get a PhD on Industrial and Organizational Psychology. She loves to read, write, take trainings and everything that helps her grow as a human being and professional.