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This article is written by a student writer from the Her Campus at Albizu chapter.

 

Luna

 

 

El día 21 de noviembre de 2018 a las 9:23 pm, se me invitó a ver la luna desde una esquina del patio de mi pequeña casa. Como poeta sin educación y de esos que no le piden permiso a la palabra, me tomé 2 gramos de romanticismo con aquel café en mano. Como quién no quiere la cosa ni dormir al rato, se sentó en el suelo frío y con papel y hoja en mano le salieron par de suspiros que para aquellos que leen, le pone humildemente en palabras. La musa del poeta amaba la luna y los verdaderos escritores, aquellos que no saben censurarse, les sale a veces un poquito de inspiración, un poco de voz. Por tanto la luna a tus pies.

 

 Palabra de cuatro letras y un sin fin de significados. Luna que da sentido, luna que da olvido y luna que nos da contra el piso. La luna eran sus ojos porque la luz que emiten brillan el universo entero. La luna y sus veinte mil formas, juraría ver sus huellas con solo mirarla. Me llenas aun cuando no sales completa y me inspiras aun cuando la noche esta nublada y quiere opacar tu belleza. La luna, dueña de crear magia y de apagarme cuando quiero ir un poco más despacio. Ese puntito en el cielo jamás me asombrará como 3 puntos suspensivos a los que llamas lunares. Sea de día o noche, en tus ojos siempre se ve la luna y aunque parezcas estar a 100 años luz…nada como un beso a contra luz. La luna siempre es culpable de los días donde la calentura sube a 100 grados y el frió derrite aquello que estuvo en pausa. Ver salir la luna era sinónimo de esperarla todos los días. Que ironía que todos podamos mirar el mismo cielo y estar a millones de pisadas. Se nos va la noche y el amanecer va borrando lo que queda de luna y lo que queda de mi. Pintas el cielo con tus sonrisas entre besos y no hacen falta estrellas entre comillas para escribir versos o lo que intento componer como pretexto. Hay sueños que fueron fugaces y se perdieron en alguna parte de tu galaxia. Saltando unas cada cuatro estrellas y planetas entre medio,  hacían que cada respiración se perdiese  en la gravedad de tus manos. Aquellas manos que me hacían liviana y mi existencia se convertía en prueba. Yo sembré flores en la luna para que nunca te sientas sola cuando vayas a visitar tu espacio, cuando necesites estar lejos y cerca. Compré un boleto con destino y sin regreso. La evidencia dice que un hombre piso la luna y puso bandera en ella.  La historia cuenta que yo voy camino a hacer una casita, a pintarla y llenarla de letras. De esas letras que veras a simple vista, no importa quien sea tu planeta.